Tiempo, relativamente y seguramente corto. Suficiente. Tiempo para aprenderte con miradas, con sonrisas, con caricias y besos de buenas noches. Largos domingos echándote de menos abrazado a mi. Navegar sola y acompañada. Saltarme las reglas, romper los esquemas, anular promesas propias. Evaporar cada una de las moléculas que nos separan todas las noches. Dormitar en tus sueños. Preguntar si esto es posible, o si, simplemente, se terminará. Historia la nuestra con nuestro Chernobyl y su explosión que dejó sus mil cenizas flotando en el ambiente. Complicidad y secretos. Que seas del que no quiero escapar, del que no quiero huir, del que me ha dejado querer y me ha dejado sentir.
A ti, y a tus manos, y a tus achuchones fuertes que te dejan sin respiración pero con el aliento de "dame más". A ti y a tus sonrisas mientras descansas y me miras. A tus besos dulces y amargos de Ballantines con naranja. A ti.
Por hacerme sentir la persona más querida de esta tierra, y por calentarme los pies fríos.