"Es mejor quemarse, que apagarse lentamente."
Gran Kurt Cobain

Quiero fundirme en tu fuego, como si fuese de cera.
No es lo mismo quererte que tenerte.

Me gusta la Navidad, y el olor de las calles, y la hierbabuena de los parques, y los yonkis de la plaza de la Merced, y cantar una sardina, y el pelotero, y el baile del reloj, y sobre todo caravana de gitanos. Me gusta levantarme y pensar que es un sueño muy real.

Hoy te quiero a mi lado, por si sufro averías.

Echar de menos, e intentar comerse los km día a día.

No es fácil.

Hace tiempo que Margot se esconde entre los versos. Hace más de un año que no quiere salir a la calle a comerse lo que tenga que comerse. Hace tiempo que Margot no entiende de poetas. Y hace tiempo que Margot no sale de paseo.

Margot bebe cerveza rubia, ¿pa' acordarse de su pelo?; Robe decía eso, pero Margot bebe rubia, la cerveza, porque la negra no le llega al presupuesto. Margot se pinta las uñas de colores llamativos, y se pone escotes que podrían hacerle competencia a cualquier cuadro de Picasso. Margot se pinta muy poco los ojos, pero siempre lleva rojizos los labios. Adora las rosas, y quitar las espinas de corazones sangrando. Margot lleva tacones para ver más cerca el Sol, que dicen que es novio de alguna estrella, y ella como Luna está celosa. Margot es atenta, y su voz no es como la de los ángeles, su profesor de primaria la dijo que era una voz mezosoprano, nunca lo entendió bien, pero le gustaba. Margot tiene en la habitación colgados mil recuerdos. Y lleva la bandera de su tierra allá donde vaya. Ella entiende de muchas cosas, de Rock and Roll, de whisky, de cigarrillos, y en ocasiones de hierbas finas. Pero nunca entendió de física, quizá por eso le gustaba leer cosas de ciencias, y leía el muy interesante.

Margot tenía sueño, pero los sueños con los ojos abiertos, no la dejaban dormir.

Fumar. Aliñar. Saltar.

Saber que el día de mañana tendremos que cambiar los planes, por si se tuercen antes de que llegue el ocaso.

Creer que es posible si te tengo de la mano, soñar que es cierto si me invitas a una Mahou.

Y crecer, crecer viéndote reír.

Soy un estorbo, una pesada, agobio, molesto, incomodo, fácil de evitar, simple, llana, alegre cada vez menos, me faltan las ganas de reír, no sé que siento, soy predecible, algo estúpida, y bastante incrédula, tonta y poco aceptable, fea y gorda, una puta cría, pero solo quería saber si estabas bien, no un adiós tan pronto...

Podría describirlo de mil maneras, podría decir que él se remite a todo lo que he sentido antes, y que él me eleva cuando el vuelo va perdiendo combustible. Podría expresar con tres palabras lo que siento por él, pero todavía no sé bien cual de ellas usar. Podría decir que es la persona más bella con la que me he cruzado en este tiempo, pero podría decir que es la que más me hace sufrir. Podría decir que los kilómetros me los como día a día, pero solo sé que esa distancia no importa mientras estemos juntos en esto. Podría contar las mil historias que se me pasen por la cabeza, recopilar un millón de sonrisas y de noches en vela recordando sus manos por mi poro. Podría describir un beso suyo, pero no un simple beso que te pone nerviosa, que te hace tiritar, no, ese tipo de besos que da él que hace que los ojos te brillen y la sonrisa no se borre mientras te besa. Podría escribir un libro entero diciendo que siento cuando sus ojos se posan en mi, cuando me pide más, cuando el deseo no aminora. Podría describir las mil sensaciones que me recorren el cuerpo cuando él está conmigo, cuando pensamos lo mismo, cuando discutimos, cuando nos queremos, cuando una lágrima cae por su ausencia.