¿Sabes? No soy perfecta. Me muerdo las uñas y si me las pinto nunca las llevo bien. Veo Disney Channel cuando me levanto. Por la mañana tengo el pelo como el Rey León y cuando me río parezco Mulán. Tengo la manía de intentar olvidarte los sábados y echarte de menos los domingos. Me encanta dormir los miércoles en tu cama, y salir de ella los jueves sigilosa como una gata con tal de verte dormir. Podría hacerte mil fotos y empapelar las calles de mi pueblo con tu imagen. A veces soy un poco Cenicienta porque no quiero llegar pronto a casa una vez que un cuento de príncipes y princesas empieza. Me encantan los labios rojos y más cuando se queda el color prendido a los tuyos. Si me preguntaran cuál es mi mayor virtud podría decir que eres tú. Soy capaz de aprenderme las historias más bonitas para decírtelas cuando me venga en gana. Podría decirte mil frases de libros. Se me van los pies cuando escucho una canción. Pero ¿sabes qué? Mi mayor defecto es el temblor de piernas y la sonrisa de tonta que me sale cuando te veo llegar, oigo tu voz, o te noto con la brisa.

Voy a intentar odiarte con todos los medios que tengo en la mano. Voy a sacar de mi lo peor, y eso que nunca he podido enseñar. Y te voy a olvidar, porque me dañas. Me mientes. Me persigues. Me ayudas. Y te quiero. Y a la vez intento sacarte.

Estaba viendo un texto en el ordenador, de fondo se oía la telenovela de la primera y los mordiscos de mi madre en la tostada con mantequilla. Mis lágrimas se esparcían por toda mi cara, los ojos me escocían, los labios se mojaban mucho y tu recuerdo salía por esa pantalla. Nunca tuvimos un amor de esos de película. Nunca me dijiste cosas bonitas. Nunca te dije te amo. Pero no lo quiero. Me gusta. Me gusta como estamos. Me gusta como somos. Me gusta la baja probabilidad de que nos encontremos. Me gusta saber que por un instante has pensado en mi. Me gusta pensar que cuando ves a otra chica en tu mente también puedo aparecer yo y el recuerdo de esa noche de verano.