8/2/12


Creo que nunca ha sido complicado hacerme feliz. Si me conoces bien, sabrás que soy patéticamente sencilla y previsible. No necesito flores, ni dedicatorias de canciones en la radio, ni aviones que escriban mi nombre en el cielo. No pido milagros, porque nunca he visto ninguno. Las sorpresas, cuanto más pequeñas, más bonitas me resultan. Y me vale todo, siempre que sea hecho con amor. Todos los detalles son buenos... Abrazos, sonrisas, fidelidad, cariño, besos de esquimal, notitas escritas en una servilleta, una visita inesperada, un regalo personal, demostrarme cada día lo que me quieres, una foto de tu infancia, sobretodo detalles lindos, un mensaje que me despierte de madrugada... Creo que nada es demasiado costoso si se hace por iniciativa propia y con sentimiento. Eso sí, necesito que todo ello sea incondicional. Solos o rodeados de gente. Aquí y allí. Esa es mi forma de querer y, por lo tanto, es la única forma de sentirme querida.

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Nubes de Limón

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En esta vida hay que equilibrar esa balanza de la gente que no quiere sonreir.

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