27/2/11

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Y con el cigarro en una mano, y la poesía en la otra, comenzó a llorar. Él se había ido. Y ya no tendría más noches follando como locos. Ya no tendría más besos escondidos bajos las sábanas. Ya no se empotraría con la pared esperando a que él llegara con esas manos agrietadas.

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Nubes de Limón

Nubes de Limón
En esta vida hay que equilibrar esa balanza de la gente que no quiere sonreir.

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