Y cuando había superado todo eso llegas tú y me arrancas.
Lo tengo claro.
Que te rompan no duele, lo que duele es que te arranquen.
Lo roto siempre se pega, se cura, se sana. Si te arrancan no hay nada que pegar, ni curar, ni sanar.
A cualquiera nos han roto la sonrisa, las ganas, las emociones.
Pero si te arrancan el corazón, la sonrisa, las ganas, y las emociones, ¿cómo se devuelve dónde estaba?
No va a entrar aire puro, porque está todo viciado y sin nada. Todo el papel pintado de la pared arrancado y perdido.
Al menos sigo saboreando el tabaco.
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